Un artista argentino reconocido a nivel internacional
“Mi mundo no es el de las palabras, sino el de las imágenes”
El pintor Jorge Rajadell abrió las puertas de su atelier y habló sobre sus inicios, su obra y su familia. Una historia colmada de talento, esfuerzo, humildad y éxito
Por Fátima A. Ferrari
Jorge Rajadell es un reconocido pintor nacido en Rufino, al sur de la provincia de Santa Fe. Su obra, dotada de un realismo que la caracteriza a nivel mundial, lo convirtió, en 1993, en el artista argentino vivo mejor cotizado del país. Cuando tenía sólo un año, Rajadell sufrió la pérdida de su audición debido a una sobredosis de estreptomicina. Discípulo de Benito Quinquela Martín y Antonio Berni, el artista confiesa que la pintura es su herramienta para comunicarse con el mundo.
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Atardecer tormentoso (Leopardo). Fuente: RajadellArtGallery |
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Jorge Rajadell. Fente: RajadellArtGallery |
– ¿Cuándo empezó a dibujar?
– Empecé a pintar a los ocho años junto a mi padre, quien me guiaba en el dibujo y me enseño distintas técnicas.
– De niño, ¿soñaba con dedicarse a la pintura?
– No, era muy chico y a la pintura la tomaba como un juego.
– ¿Qué fue lo primero que le interesó dibujar?
– Lo primero que me interesó dibujar fue el cuerpo humano, sobre todo, calaveras, músculos y ojos.
– ¿Quién fue su primer maestro?
– Mi primer maestro fue mi papá Antonio Rajadell y, luego, Francisco Muñoz, a cuyo taller iba de manera habitual.
– La pérdida de su audición, ¿influyó en su desarrollo en el arte de la pintura?
– Depende de cómo se vea la pregunta. El haberme quedado sordo influyó en mi desarrollo porque el único divertimento que tenía era visual, por lo que el arte pictórico comenzó a ser mi pasatiempo, para luego convertirse en mi herramienta de comunicación.
– ¿Cómo fueron sus inicios con Benito Quinquela Martín? ¿Cuales son los mejores recuerdos que tiene de él?
– Todo comenzó cuando viajaba con mis padres a Buenos Aires para aprender a hablar. Allí vivíamos en un hotel de unos españoles de apellido Agueira que quedaba en Libertad y Rivadavia, muy cerca del Congreso. En los momentos libres, mi madre me llevaba a la plaza del barrio a darles de comer a las palomas y a jugar con un velero en una de las fuentes. Los fines de semana y feriados tomábamos el colectivo hacia la Boca donde visitaba a Benito Quinquela Martín en su taller. Siempre recuerdo los churros con chocolate que hacía preparar para mi hermano y para mí.
– ¿Recuerda cómo se sintió el día que conoció a Antonio Berni? ¿Cómo llegó a ser su discípulo?
– Sí, lo recuerdo. Me quedé muy sorprendido de su casa: era muy grande y llena de obras por todos lados, ¡ahí se respiraba arte! Recuerdo que en la reunión que mantenían mi padre y mi hermano con Berni, yo tomé un lápiz y un papel que se encontraban en la mesa y comencé a dibujar un retrato de él. Al rato, observé que Antonio le indicó a mi padre que me quería tomar una prueba, entonces, le entregué el retrato que estaba haciendo. Cuando lo vio, se quedó sorprendido y me adoptó como su discípulo.
– ¿Cómo fue su vuelta a Buenos Aires en 1987?
– En la década del 80, con mi hermano teníamos un supermercado en Rufino. Yo hacía tiempo que quería regresar a Buenos Aires a probar suerte, entonces Roberto se puso en contacto con Alberto Gavotti (también oriundo de Rufino), que hacía tiempo vivía en Capital y le pidió que me consiguiera un lugar para vivir. Este gran amigo, ya desaparecido, me consiguió un departamento en Barrancas de Belgrano. Recuerdo que Raquel, mi esposa, y mi hijo Luciano vivían en Rufino y yo tenía que viajar periódicamente a visitarlos, hasta que se vinieron a vivir conmigo.
– ¿Cuándo comenzó a pintar animales? ¿Qué le atrae de ellos?
– Comencé a pintar animales en el año 90. Lo que me atrae de ellos es su libertad y trato de expresarla y representarla lo mejor posible.
– ¿Realiza un estudio previo del animal y su hábitat antes de plasmarlo a través de su pintura?
– Sí, desde luego. Mi voluntad es expresar el animal y su hábitat tal cual como se ve. Para lograrlo, necesito viajar y documentarme lo mejor posible a fin de no cometer errores.
– ¿Cuál es su técnica preferida?
– No tengo preferencias, me gusta expresar el arte en todas sus formas.
– ¿Cuál fue la mayor satisfacción que tuvo de mano de su profesión?
– Si bien creo que todavía no ha llegado, puedo destacar el momento en que, a través de mi obra, alcancé el récord del pintor argentino vivo mejor cotizado del país.
– ¿Qué le gusta hacer cuando no está en su atelier?
– Me gusta pasar tiempo con mi familia y también disfruto de manejar mi moto.
– ¿Qué importancia tiene su familia en su vida?
– ¡Toda la importancia! Tanto mi familia como la de mi hermano me apoyan y ayudan a que esté bien y no tenga problemas para poder dedicarme exclusivamente a pintar, además de hacer que mi obra perpetúe en Argentina y el mundo.
– ¿Cómo se sintió el día que lo recibió la presidenta Cristina Fernández?
– Me sentí halagado y honrado de que una primera mandataria me reciba. Fue un momento muy lindo que compartí con toda mi familia.
Rajadell divide su tiempo entre su familia; sus dibujos; sus galerías de los barrios porteños de San Telmo y Recoleta, en las que lo acompaña su familia; y sus alumnos, a quienes les enseña sus técnicas y su amor por la pintura. El artista no olvida sus orígenes y es habitual verlo pasear en su moto por las calles de Rufino. Este pintor, que sabe emocionar a través de sus pinceladas, tiene el don de crear algo tan maravilloso como la belleza y, como expresó alguna vez el escritor ruso Fiódor Dostoyevsk: “La belleza salvará al mundo”.
– ¿Qué recuerda de su infancia en Rufino?
– Lo primero que se me viene a la mente es cuando jugaba al fútbol en el equipo que había formado mi mamá. Además, recuerdo que cambiaba figuritas para completar los álbumes y canjearlos por pelotas. Otro recuerdo que tengo es que con mi hermano Roberto modificábamos los autitos de plomo y jugábamos carreras, ¡era muy divertido!
– Lo primero que se me viene a la mente es cuando jugaba al fútbol en el equipo que había formado mi mamá. Además, recuerdo que cambiaba figuritas para completar los álbumes y canjearlos por pelotas. Otro recuerdo que tengo es que con mi hermano Roberto modificábamos los autitos de plomo y jugábamos carreras, ¡era muy divertido!
– ¿Cuándo empezó a dibujar?
– Empecé a pintar a los ocho años junto a mi padre, quien me guiaba en el dibujo y me enseño distintas técnicas.
– De niño, ¿soñaba con dedicarse a la pintura?
– No, era muy chico y a la pintura la tomaba como un juego.
– ¿Qué fue lo primero que le interesó dibujar?
– Lo primero que me interesó dibujar fue el cuerpo humano, sobre todo, calaveras, músculos y ojos.
– ¿Quién fue su primer maestro?
– Mi primer maestro fue mi papá Antonio Rajadell y, luego, Francisco Muñoz, a cuyo taller iba de manera habitual.
– La pérdida de su audición, ¿influyó en su desarrollo en el arte de la pintura?
– Depende de cómo se vea la pregunta. El haberme quedado sordo influyó en mi desarrollo porque el único divertimento que tenía era visual, por lo que el arte pictórico comenzó a ser mi pasatiempo, para luego convertirse en mi herramienta de comunicación.
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Jorge Rajadell. Fuente: RajadellArtGallery |
– ¿Qué significa la pintura en su vida?
– Como lo dije antes, es una herramienta que poseo para poder comunicar. Mi mundo no es el de las palabras, sino el de las imágenes.
– Como lo dije antes, es una herramienta que poseo para poder comunicar. Mi mundo no es el de las palabras, sino el de las imágenes.
– ¿Cómo fueron sus inicios con Benito Quinquela Martín? ¿Cuales son los mejores recuerdos que tiene de él?
– Todo comenzó cuando viajaba con mis padres a Buenos Aires para aprender a hablar. Allí vivíamos en un hotel de unos españoles de apellido Agueira que quedaba en Libertad y Rivadavia, muy cerca del Congreso. En los momentos libres, mi madre me llevaba a la plaza del barrio a darles de comer a las palomas y a jugar con un velero en una de las fuentes. Los fines de semana y feriados tomábamos el colectivo hacia la Boca donde visitaba a Benito Quinquela Martín en su taller. Siempre recuerdo los churros con chocolate que hacía preparar para mi hermano y para mí.
– ¿Recuerda cómo se sintió el día que conoció a Antonio Berni? ¿Cómo llegó a ser su discípulo?
– Sí, lo recuerdo. Me quedé muy sorprendido de su casa: era muy grande y llena de obras por todos lados, ¡ahí se respiraba arte! Recuerdo que en la reunión que mantenían mi padre y mi hermano con Berni, yo tomé un lápiz y un papel que se encontraban en la mesa y comencé a dibujar un retrato de él. Al rato, observé que Antonio le indicó a mi padre que me quería tomar una prueba, entonces, le entregué el retrato que estaba haciendo. Cuando lo vio, se quedó sorprendido y me adoptó como su discípulo.
– ¿Cuáles son los mejores recuerdos que tiene de sus años junto a Berni?
– ¡Era hermoso trabajar con él y sus ayudantes! Me sentía muy cómodo y a gusto viviendo en su casa con su familia. Recuerdo el día que realizamos una escultura de las manos de Berni… Tuve que afeitarle las manos y, al sacarle el molde de yeso, dió un grito de dolor, ya que le había pegado los pelos de la muñeca y se los estaba arrancando, ¡recuerdo que nos reímos todo el día de esto!
– ¡Era hermoso trabajar con él y sus ayudantes! Me sentía muy cómodo y a gusto viviendo en su casa con su familia. Recuerdo el día que realizamos una escultura de las manos de Berni… Tuve que afeitarle las manos y, al sacarle el molde de yeso, dió un grito de dolor, ya que le había pegado los pelos de la muñeca y se los estaba arrancando, ¡recuerdo que nos reímos todo el día de esto!
– ¿Qué recuerda de sus años posteriores a Berni?
– Luego de haber estado con Berni, regresé a Rufino y continué pintando, realizando diversas técnicas y temáticas. Me gustaba pintar mucho surrealismo, es uno de los géneros que más me gusta.
– Luego de haber estado con Berni, regresé a Rufino y continué pintando, realizando diversas técnicas y temáticas. Me gustaba pintar mucho surrealismo, es uno de los géneros que más me gusta.
– ¿Cómo fue su vuelta a Buenos Aires en 1987?
– En la década del 80, con mi hermano teníamos un supermercado en Rufino. Yo hacía tiempo que quería regresar a Buenos Aires a probar suerte, entonces Roberto se puso en contacto con Alberto Gavotti (también oriundo de Rufino), que hacía tiempo vivía en Capital y le pidió que me consiguiera un lugar para vivir. Este gran amigo, ya desaparecido, me consiguió un departamento en Barrancas de Belgrano. Recuerdo que Raquel, mi esposa, y mi hijo Luciano vivían en Rufino y yo tenía que viajar periódicamente a visitarlos, hasta que se vinieron a vivir conmigo.
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A la espera II. Fuente: RajadellArtGallery |
– Comencé a pintar animales en el año 90. Lo que me atrae de ellos es su libertad y trato de expresarla y representarla lo mejor posible.
– ¿Realiza un estudio previo del animal y su hábitat antes de plasmarlo a través de su pintura?
– Sí, desde luego. Mi voluntad es expresar el animal y su hábitat tal cual como se ve. Para lograrlo, necesito viajar y documentarme lo mejor posible a fin de no cometer errores.
– ¿Cuál es su técnica preferida?
– No tengo preferencias, me gusta expresar el arte en todas sus formas.
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Furia africana. Fuente: RajadellArtGallery |
– ¿Cuál es el efecto que busca producir a través de sus obras?
– Yo siento que mi obra es una imagen de la realidad, con la cual busco representar la belleza de los animales y sus paisajes. De esta manera, puedo perpetuar la vida salvaje y concientizar sobre la importancia que tiene la naturaleza.
– Yo siento que mi obra es una imagen de la realidad, con la cual busco representar la belleza de los animales y sus paisajes. De esta manera, puedo perpetuar la vida salvaje y concientizar sobre la importancia que tiene la naturaleza.
– ¿Qué ambiente elige para dibujar?
– Me gusta dibujar en mi estudio, donde estoy rodeado de todo el material y elementos para poder expresar mis sentimientos.
– Me gusta dibujar en mi estudio, donde estoy rodeado de todo el material y elementos para poder expresar mis sentimientos.
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Refrescandose. Fuente: RajadellArtGallery |
– ¿Cuál fue la mayor satisfacción que tuvo de mano de su profesión?
– Si bien creo que todavía no ha llegado, puedo destacar el momento en que, a través de mi obra, alcancé el récord del pintor argentino vivo mejor cotizado del país.
– ¿Qué le gusta hacer cuando no está en su atelier?
– Me gusta pasar tiempo con mi familia y también disfruto de manejar mi moto.
– ¿Qué importancia tiene su familia en su vida?
– ¡Toda la importancia! Tanto mi familia como la de mi hermano me apoyan y ayudan a que esté bien y no tenga problemas para poder dedicarme exclusivamente a pintar, además de hacer que mi obra perpetúe en Argentina y el mundo.
– ¿Cómo se sintió el día que lo recibió la presidenta Cristina Fernández?
– Me sentí halagado y honrado de que una primera mandataria me reciba. Fue un momento muy lindo que compartí con toda mi familia.
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Jorge Rajadell. Fuente: RajadellArtGallery |
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Anahí y el jaguar. Fuente: RajadellArtGallery |
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Detrás de las hojas - Tigre. Fuente: RajadellArtGallery |
un grande de la pintura. toda mi admiracion
ResponderEliminarOtro genio de Rufino!!!!! Mi ciudad!!!!! Maravillosas sus pinturas!!!!!
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