lunes, 5 de noviembre de 2012

Skateboarding en Rosario

Respeto por los demás, amor por la naturaleza y pasión a prueba de todo

Tabla al paraíso

En Rosario, el skateboarding continúa sumando fanáticos. Este desafiante deporte alimenta la superación y el esfuerzo mental y físico. Aunque depende de un trabajo individual, la formación de lazos de amistad es la madre de sus premisas.

Por Nadia Bonora

El skate es un deporte mundialmente reconocido que luego de más de 50 años de historia, continúa sumando adeptos. Nació a finales de la década del 50 en California, Estados Unidos, y gracias al impulso que le brindó su padre, el surf, tuvo crecimiento sostenido los años siguientes.

El deporte exige principalmente destreza física y resistencia ya que la consecución exitosa de los trucos demanda tiempo y perseverancia. Es común que un joven alucine tras ver a alguien practicarlo. Acto seguido compra una tabla, que no baja de los 1.500 pesos, y después de uno o dos intentos descubre su complejidad. Así sobreviene la frustración y el cuento termina con la publicación de un aviso para la venta del skate en Boards Paradise.  

El skate cultiva la perseverancia y la fuerza física y mental / Foto: Nadia Bonora


El primo hermano del skate es el longboard. Este difiere del anterior ya que tiene  mayor tamaño, por ende es más pesado y cuenta con ruedas más grandes. Mientras que el longboard es utilizado para recorrer distancias, el skate (al ser más liviano y pequeño) se utiliza para hacer trucos.


Tribu urbana: skaters

Este auge por el deporte y la conformación de grupos revela un aspecto muy importante: estas entidades actúan como contención y apoyo para jóvenes que no se sienten reflejados en sus familias ni en la sociedad.

Entonces, el adolescente que viene atravesando estos profundos cambios, que se siente incomprendido, encuentra en sus pares esta identificación. Ignacio Molina es ex alumno de TEA Buenos Aires y en su libro Tribus Urbanas, manual para comprender las nuevas subculturas juveniles, escribió: “De esta urgencia casi imperiosa por agruparse en núcleos sólidos, de esta necesidad por sentir reflejadas en sus compañeros de ruta sus propias dudas, incertidumbres y certezas con respecto a todo lo que lo rodea, surgen los grupos de pertenencia”.

El sociólogo y profesor de esta materia en la escuela de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Rosario, Juan Pablo Angelone, explicó: “Los grupos de pertenencia vienen a reforzar esa producción y reproducción de la vida ofreciendo otro tipo de contención ligado a la afectividad”. Esta necesidad de formar parte de un colectivo es tan antigua como la humanidad. Cada época histórica determina, en todo caso, la conformación de los grupos, como así también sus características. 


El grupo actúa como contención en contraste a sus familias y a la sociedad / Foto: Nadia Bonora

Los skaters o skateboarders conforman una de las tribus urbanas menos estudiadas de la actualidad. Quizás esto se deba a  su particular estilo de vida, el que no resulta “nocivo” para la sociedad. Este accionar los ubica lejos de los titulares de los diarios por motivos delictivos.

La realidad es que ellos prefieren no definirse como una tribu. Se sienten y perciben como un grupo de amigos, el que también incluye a desconocidos, que tienen el placer de compartir el deporte. Pero las características de este conjunto lo ubica indefectiblemente dentro de esa categoría, la de tribu urbana.

Juan D., skater y estudiante de 22 años, explicó: “No nos definiría como una tribu. Creo que las tribus en general cultivan un ‘no amor por el cuerpo’ y menos por los otros. En cambio nosotros  no juzgamos a nadie, le damos cabida a cualquiera que quiera acercarse a nosotros, incluidos a aquellos que tampoco sienten afinidad por el skate. Eso no pasa con los skinheads ni con los punks”.

Si bien se resisten a ser categorizados, la tensión cede y el sentido de pertenencia y el deporte aglutina a los miembros bajo una misma figura. Cabe aclarar que más adelante se profundizará sobre las individualidades. Englobarlos bajo esta figura sin tener en cuenta al individuo, sería irresponsable. Estudiarlos como tribu urbana no significa hacer desaparecer o no considerar la condición sui géneris de cada integrante.

Entonces, si bien los skaters no manifiestan profundos quiebres internos por confrontaciones,  sí existen disputas mínimas, pero disputas al fin. Algunos jóvenes creen que existen características indispensables a la hora de formar parte del conjunto y de practicar el deporte, una serie de mandamientos que el aspirante debe cumplir a rajatabla y sin cuestionamientos. Pero la realidad es que los verdaderos skaters aceptan a los demás sin ningún tipo de reparo. No importa la condición socio-económica, gustos o ideología. Lo único que les importa es patinar. 


                                                                                                                                 Foto: Nadia Bonora

Otro desafío por superar que se plantea es una línea divisoria virtual entre aquellos que se denominan “skaters puros” y otro sector que se maneja con “longboard”, o sea, desde su perspectiva “los “impuros”.

Fernando Raimondi es reconocido en el ámbito local y nacional del skateboarding. Con apenas 24 años tiene su propio local de venta de skates y artículos, Boards Paradise, su marca de indumentaria y material de skate, surf y snowboard, BP, y como si fuera poco, corre para Ky Sygni (productor de tablas) y UZIco (que se dedica a artículos de precisión y trucks). Este joven, de ojos celestes y mirada tranquila, es por sí solo, una entidad. El año pasado quedó ubicado en el puesto 14 del ranking sudamericano.

“El skate es un ambiente cerrado. En cambio, en el longboard el grupo es abierto y le da la bienvenida a todo el que se quiera sumar”, explicó Raimondi.

Como en cualquier ámbito,  los roces o fricciones son comunes. Para la mayoría de los miembros esto se deduce en la falta de educación. Los lineamientos paternales son fundamentales en la formación del ser humano ya que, si los padres tienen actitudes deplorables,  el niño las absorbe y las pone en práctica como puede.

Desde el interior de la tribu se busca solucionar los inconvenientes de manera responsable y siempre con respeto. Los mayores actúan de mediadores y no son permitidos los insultos. El principal objetivo es que nadie se sienta “menos que el otro”.


Filosofía skater

La verdadera filosofía skater busca estar en sintonía con la naturaleza, entre congéneres y con uno mismo: su base parte del respeto por todos sin importar status social y económico o preferencias religiosas, sexuales o políticas. El principal deseo es disfrutar la vida, pasarla bien y, por sobre todo, amar el deporte.

Esta filosofía se puede ver reflejada en el testimonio de Nicolás Bratanich de 22 años. Oriundo de Arias, provincia de Córdoba, estudiante de 3er año de Diseño Integral, comenzó a patinar hace dos años cuando llegó por primera vez a Rosario: “Todos los chicos que participan tienen ganas de aprender, de patinar y de conocer gente. En este deporte no existe tanta rivalidad como en otros deportes que sí lo fomentan. Por supuesto, hay chicos que están en un nivel más avanzado y son los que te ayudan, los que te enseñan cómo hacer un truco. Son esas actitudes las que alimentan las ganas de seguir patinando y aprendiendo. Es un deporte en el que, si no practicás, no avanzás”.


                                                                                                                                 Foto: Nadia Bonora
La filosofía skater proviene de la del surf: parte del amor por la vida y el disfrute de cada momento. Es una manera de relacionarse entre pares sin necesidad de generar conflictos, como suele suceder en otros ambientes. Los chicos que practican el deporte buscan  conocer gente “que tiene ganas de conocer gente”. “En el grupo estamos todos juntos, chicos y chicas sin ningún problema. Nos prestamos las tablas y si uno necesita algún elemento, tratamos de ayudar para conseguirlo. Somos un grupo solidario”, manifestó Bratanich.


Crecimiento y participación

Muy lejos de las conductas negativas, los skaters promueven la amistad y el respeto hacia todo individuo. Este espíritu altruista que promueve el conjunto se manifiesta no sólo en sus relaciones sino también en su accionar.

Por eso resultó tan positivo para el grupo la creación del programa Ceroveincinco. El mismo depende de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario. Giselle Romano es coordinadora de este novedoso proyecto que nació en el 2006. Romano lo definió como un espacio en el que los chicos pueden “hacerse socios” de su propia ciudad: “La base de la propuesta radica en mejorar y facilitar las posibilidades de acceso de todos aquellos que tienen entre cero y veinciticinco años a los bienes culturales que ofrece Rosario”, expresó.

Ceroveinticinco trabajó junto a los skaters: “Desde el programa, hemos participado y apoyado diferentes actividades relacionadas con el deporte. Un ejemplo concreto de ello es el espacio que funciona todos los años en los tradicionales festejos del 21 de septiembre, por el día de la primavera, en la Franja Joven del Río. Los escenarios protagonistas fueron El Galpón 11, el Playón del Centro de la Juventud y el Playón del Centro Cultural Parque de España (frente a las escalinatas)”, contó Romano.

Foto: Nadia Bonora


“Los chicos que practican este deporte están ávidos de espacios para poder hacerlo así como también de actividades y propuestas que lo promuevan y favorezcan. El skate es un deporte urbano que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Hay muchas escuelitas de skate en Rosario, algunas privadas y también, en muchos casos, abiertas y gratuitas donde lo que ‘se sabe’ se transmite de manera transversal. Los que recién arrancan aprenden de los que tienen más experiencia y, entre ellos, el intercambio es constante”, finalizó Giselle Romano.

Si bien en general el conjunto no lleva adelante prácticas discriminatorias o excluyentes, sí queda claro que el pertenecer a él requiere, por parte del individuo, el contar con aptitudes físicas, sociales y culturales.

El verdadero skater es aquel que dedica su tiempo libre a perfeccionarse, avanzar y aprender trucos nuevos de manera constante y progresiva. Además, profesan un discurso de inclusión para cualquier individuo (de sexo masculino o femenino) que quiera engrosar las filas. No es de interés por parte del skater conformar un grupo “elite” sino, muy por el contrario, constituirse en esta familia tribal, cuyos principales referentes hacen a la vez de educadores para los principiantes o recién llegados.


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